#BionicManDiary, entrada 001: la historia de cómo se implantó un chip en mi cuerpo

Me desperté con una tirita en la mano. Tapaba una pequeña herida entre mi pulgar y el dedo índice. Fue ahí cuando tuve un momento de shock. ¿Dónde estuve ayer y qué me pasó?

Me desperté con una tirita en la mano. Tapaba una pequeña herida entre mi pulgar y el dedo índice. Fue ahí cuando tuve un momento de shock. ¿Dónde estuve ayer y qué me pasó?

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Poco a poco, la secuencia de acontecimientos comenzó a construirse lentamente en mi cabeza: flashes, gente aplaudiendo y animando, el olor acre del antiséptico, y un hombre tatuado con un inyector especial.

“Bueno, no hay vuelta atrás- Querías cambar el mundo, ¡pues hazlo!” pensé. Y en cuestión de minutos terminé con un biochip NFC bajo mi piel.

Sí, según Hollywood, así es como debería ser:

En realidad, no es tan guay y fácil, y éste fue mi primer descubrimiento sobre este experimento. Para poder implantar un chip, se necesita un inyector especial con una aguja de 3mm. Lo cual es genial.

No me pusieron anestesia. El experto en piercings me dedicó una sonrisa radiante y me dijo algo así como “No te dolería si fueras más valiente, ¡venga!”. Mientras intentaba entender lo que me decía, me di cuenta de que mi mano ya había sido inyectada. Pensé que realmente podría escuchar el sonido asqueroso que hacía la aguja dentro de mi piel.

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Buen implantólogo M.D.

 

El procedimiento duró menos de 5 segundos en total. Si comparamos el nivel del dolor, se podría comparar como cuando te sacan sangre – de la punta del dedo, de una vena y de la nalga al mismo tiempo. Así que tener anestesia local (¡algún spray por lo menos!), estaría genial para la próxima vez.

Y sí – definitivamente habrá una próxima vez. Simplemente porque ahora es bastante obvio que la lista de problemas asociados con esta tecnología es interminable, se extiende más allá del límite de “la galaxia muy, muy lejana”. Para poder resolver la mayoría de estos problemas, necesitaríamos desarrollar la próxima generación de chips, que se actualizaría en base, incluso, a los comentarios de los primeros usuarios.

Una nota al margen para aquellos que están fuera de onda y se están enterando de esto por primera vez: Hace unos días, en la conferencia #TheSAS2015 donde reunimos a los mejores expertos y gurús en seguridad informática, muchos empleados de Kaspersky Lab se implantaron un chip bajo la piel.

Hubo dos voluntarios: Povel Torudd, jefe del departamento de RP de Kaspersky Lab Europa, y yo. Él es suizo, pero actualmente reside en Londres.

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¿Cómo son estos chips? Un chip es un micro dispositivo (12 x 2mm o 0.5 x 0.08 inches) capaz de almacenar hasta 880 bytes, lo cual permite que una persona pueda interactuar con la tecnología que lo rodea, incluyendo smartphones y sus aplicaciones, portátiles, cerraduras electrónicas, taquillas de pago de transporte público, y otros ejemplos del Internet de las Cosas. Todas las interacciones son completamente inalámbricas y táctiles.

La decisión de implantarse el chip se tomó, como siempre, en un bar mientras se bebía y discutía sobre la evolución de Internet.

Yo podría ser, de alguna manera, el primer organismo cibernético ruso respaldado por una gran organización con un interés inmediato en los resultados de este ensayo.

Povel y yo decidimos lo del chip como 3 meses antes del #TheSAS2015. Fue un clásico: estábamos sentados en el bar bebiendo cerveza y discutiendo sobre la evolución de Internet, incluyendo sus beneficios lógicos y una larga cadena de inconvenientes como la tecnología obsoleta que sigue presente sólo porque “uno no entra así tal cual en Mordor”.

Por ejemplo, hemos estado usando contraseñas para autentificar nuestros perfiles durante años, pero ahora no sirven para nada –un hecho conocido por todos los que forman parte del mundo de la seguridad informática.

Estuvimos hablando hasta altas horas de la noche y llegamos a un acuerdo. Decidimos que deberíamos poner un alto y cambiar al mundo para mejor, de manera pública y radical, demostrando la innovación a través de nuestro propio ejemplo. No nos vimos forzados a implantarnos chips y tampoco nos han pagado por participar en este experimento. Todo ha sido de manera voluntaria.

Estoy realmente preocupado por la sinergia entre un organismo vivo y un ordenador – lo cual será inevitable en un futuro – y hace que la biónica sea una rama muy prometedora de la tecnología. El problema es que muchas tecnologías modernas, por desgracia, se desarrollan con total negligencia de seguridad y privacidad.

Los ejemplos son abundantes: David Jacoby, uno de los investigadores europeos de Kaspersky Lab, hackeó su propia casa, y le llevó muy poco tiempo hacerlo.

Sin embargo, una máquina de café conectada o una smart tv no se pueden comparar con un organismo humano. Me sumé a este experimento para entender los méritos de la tecnología y explorar sus desventajas y vulnerabilidades, y después conceptualizar los métodos de protección y desarrollarlos mientras aún estemos a tiempo.

Lo que evitaría principalmente es que mis descendientes se conviertan en víctimas de cibercriminales biónicos – que están obligados a emerger, tarde o temprano, tal y como lo demuestran las estadísticas.

En teoría, el caso de los chips está limitado por la imaginación. Podría ser utilizado para abrir oficinas, casas y coches, gestionar carteras digitales, desbloquear dispositivos sin necesidad de contraseñas (ya que el chip puede ser un identificador). Si la tecnología evoluciona considerablemente, las contraseñas pueden llegar a desaparecer.

El chip también se podría utilizar como un almacén codificado de los datos personales críticos, incluyendo el historial clínico, acta de nacimiento, pasaporte, etc. No hace falta decir que, si esta información se tiene que divulgar, por lo menos deberías saber quién está accediendo a ésta, cuándo y por qué – siempre cuidando tu privacidad, claro.

Por mi parte, he definido 5 objetivos de este experimento:

  1. Entender lo cómodo que es caminar con… bueno, un mini ordenador bajo la piel, incluyendo una evaluación de los sentimientos subjetivos, comodidad física y bienestar psicológico.
  2. Evaluar el potencial de esta tecnología, es decir, los casos reales factibles en una perspectiva a corto y largo plazo de uso real.
  3. Definir las desventajas de la tecnología, por ejemplo, defectos de formato, la susceptibilidad a las amenazas existentes y específicamente elaboradas;
  4. Evaluar el nivel de disonancias legales, espirituales y sociales;
  5. Y por último, elaborar una sección de FAQs bien detallada.

Por medio de la presente, me comprometo a aplicar mi mayor esfuerzo para responder al 100% de las preguntas que se hagan, sin limitaciones. Creo que ése es el objetivo más importante a alcanzar, discutir la verdad – así que vamos a discutir y debatir, bajo una sola condición: respeto mutuo de todas las opiniones y hechos que apoyen los puntos de vista. De lo contrario, se prohibirá la participación.

Y como dijo una vez uno de mis grandes compatriotas, el primer astronauta, Yuri Gagarin: “Poehali!”.

El próximo post estará dedicado al tema de elegir el lugar correcto para implantar un biochip, así como también mi primera experiencia con la autoprogramación.

Atentamente,
CHE

P.D. Todos los posts y tweets pueden ser encontrados en las redes con el hashtag de #BionicManDiary.

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