¿Cómo funciona el acceso a Internet durante el vuelo?

Tener conexión dentro del avión no es tan difícil: sólo necesitas un punto de acceso Wi-Fi, fin de la historia.

Curiosamente, las personas que tienen miedo a volar no son las que más sufren cuando están en el aire: el vuelo es más una tortura para los adictos a Internet. Imagínate la pesadilla que supone para ellos: pasarse horas sin echarle un vistazo a las reacciones en Facebook o los likes conseguidos en Instagram, sobre todo cuando hay numerosas oportunidades de publicar fotos mientras sobrevuelas paisajes maravillosos. ¿Qué sentido tiene, después de todo, hacer fotos para no poder publicarlas al momento? Para aquellos que simplemente no pueden soportarlo, se ha creado un Wi-fi que permite acceder a Internet durante el vuelo.

Internet a bordoDesde el punto de vista del usuario, la cosa está clara: hay un punto de acceso Wi-Fi (o menos frecuentemente, una estación base), así que sólo tienes que acceder, conectarte y … ¡Ya está! Es verdad, visto desde esta perspectiva el concepto es muy simplista: basta con poner un router a bordo, que no es muy difícil después de todo. Sin embargo, lo más importante es establecer un canal de conexión exterior, al cual este punto de acceso en vuelo pueda estar vinculado.

Hay dos formas distintas de hacerlo. La primera, conocida como ATG o Nave a Tierra. Este enfoque presupone que las estaciones base se construyen en el suelo con las antenas en el extremo superior a las cuales se conecta el avión.

El principio es idéntico al utilizado en las redes de los móviles y el avión es, en este caso, un router 3G volador gigante que se conecta sin problemas a la red yendo desde una estación base a otra, utilizando los traspasos y otros elementos esenciales de la red de móviles. Las frecuencias son diferentes, por lo que tu teléfono móvil no sería capaz de conectarse a la red a bordo del avión, algo que de todas formas no será necesario. Pero incluso a bordo, la red migraría hacia LTE, lo que sigue las modas actuales del sector móvil.

Este enfoque ofrece una serie de ventajas: en primer lugar, permite al proveedor de servicios utilizar la infraestructura móvil existente. Es suficiente para dejar el espacio donde se encuentran habitualmente las estaciones de base. La fibra óptica de la red Backhaul ya está en marcha, por lo que la red podría expandirse rápidamente, ampliándose a escala nacional, lo cual es una buena noticia para grandes países como EE.UU o Rusia.

Este tipo de proyectos se promueven activamente en Rusia, pero debido al relativamente bajo nivel de penetración de teléfonos móviles, su rentabilidad se pone en duda. En los EE.UU, este enfoque ya está funcionando: una red de alcance nacional, Aircell (aka GoGo) que utiliza 160 CDMA2000 estaciones base ha sido lanzada y actualmente ofrece hasta 10 Mbps por avión. Otra red ATG, que se basa en LTE, será lanzada por AT & T.

Por supuesto, no hay tantas estaciones base ATG como redes telefónicas ordinarias debido a la ausencia de elementos que disminuyan la señal de radio, así como a las leyes de geometría triviales que facilitan un mayor área de cobertura a la altitud de un vuelo para aeronaves civiles (hasta 100 kilómetros cuadrados por estación base).

Otro aspecto que hace que este enfoque sea aún más sencillo y básico es la naturaleza predefinida del vuelo: un avión se aferra a los corredores aéreos conocidos entre ciertos puntos de referencia. No es necesario que la cobertura de todo el territorio sea constante, por lo que la conexión debe estar disponible en ciertas rutas.

No obstante, hay un problema con la conexión aire-tierra o ATG: que es imposible facilitar la conexión a través del agua, lo que significa que los vuelos transoceánicos (donde realmente el acceso a Internet sería mucho más útil) están obligados a volar sin una oportunidad de conectarse. Pero existe una solución llamada conexión vía satélite.

Está basado en un sencillo principio: los satélites geoestacionarios (situados en una posición casi casi inmóvil en relación a tierra) son transpondedores conectados simultáneamente tanto al avión como a la infraestructura de tierra. La cobertura de cada uno de esos satélites puede alcanzar los cientos de miles de kilómetros cuadrados. Actualmente, los proveedores de acceso a Internet ISP a bordo ofrecen esta función a las compañías de satélites. Por ejemplo, Inmarsat distribuye Global Xpress (y otros proveedores de servicios satélites).


Cada servidor utiliza una banda diferente. En general, cuanto mayor sea la frecuencia, menor es el tamaño de la antena y mejor será la calidad de la señal. Eso significa que las bandas con una frecuencia más baja (hasta varios GHz) se consideran obsoletas y la mayoría de los nuevos productos son facilitados por K-bands (del alemán “kurtz” o “corto”, superior a 10 GHz). Estos últimos se caracterizan por tener un coste menor y buena velocidad de conexión.

Tener “buena” conexión, en este caso, es unos 50 Mbps para la banda Ku. La cifra impacta, pero debes tener en cuenta que no es por persona, sino por avión. En el caso de los aviones de fuselaje de largo recorrido, la velocidad alcanzada se divide entre 300 pasajeros aproximadamente.

Es obvio que no todo el pasaje accederá a Internet durante el vuelo, pero aunque sólo 100 personas se conecten a la red, el equivalente de 0,5 Mbps de velocidad es suficiente para tareas sencillas como enviar mensajes, correos electrónicos y leer cosas en Internet. Esta es la razón por la cual en este momento del desarrollo de la tecnología, los ISP no permiten a los usuarios tener más calidad de conexión: se limita severamente la velocidad para cada cliente o se elige el pago por cada kilobyte de tráfico.

Ka-band ofrece una solución a este problema. Por ejemplo, ViaSat comercializa su sistema Exede con una capacidad de 12 Mbps por usuario, no por avión, con costes 5 veces menores.

Desde el punto de vista de los proveedores de Internet, la emisión de Ka-band es también una solución viable, ya que aumenta las oportunidades de monetización. Por ejemplo, el vídeo streaming, incluyendo la transmisión de canales de televisión, permite generar ingresos con su oferta de contenidos y no simplemente con la venta de acceso a la red. El ejemplo que me viene a la mente es el streaming de un programa deportivo.

Pero, ¿qué implica para los usuarios? La transición a un mayor ancho de banda y los enfoques económicos alternativos permitirán convertir el servicio de acceso a Internet durante el vuelo en una oferta rentable y atractiva, cuando no en un servicio totalmente gratuito. En caso de hacerse realidad, en un futuro no muy lejano estaremos siempre conectados, incluso a bordo de un avión, lo cual tiene sus ventajas y desventajas.

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