Drones equipados con armas, motosierras y vulnerabilidades

Hemos visto drones armados con motosierras y pistolas. Aún más alarmante es la facilidad con la que se pueden hackear.

Durante los últimos años, los drones han evolucionado de juguetes a potentes herramientas que cualquiera puede utilizar. Los ejércitos los utilizan para exploraciones y observaciones aéreas y los guardacostas para patrullar. Cuando se trata de determinar el lugar de un accidente y localizar víctimas, los socorristas envían drones. También, este tipo de vehículo aéreo no tripulado puede servir para desarmar viejas minas, seguir a cazadores furtivos e, incluso, espiar la famosa Área 51.

Hoy en día, los cuadricópteros, hexacópteros y otros multicópteros se pueden adquirir a un precio irrisorio, lo que levanta ciertas preocupaciones con respecto a la privacidad, como el hecho de que puedan volar por donde quieran y ¡grabar casi todo lo que sus dueños quieran! Pero cuando se comprendió que es muy difícil y casi inútil espiar al vecino mediante el uso de drones comunes, algunos miedos se evaporaron.

La gente ha empezado a divertirse. Por ejemplo, algunos los han armado con cosas como motosierras y pistolas y, como cabía esperar, han publicado vídeos en YouTube de sus experimentos, ganando así “me gustas” y atrayendo la atención. Sin embargo, se considera que estos vehículos aéreos no tripulados son una tecnología cuestionable y un ejemplo de ello fue la fuerte discusión que tuvieron este año los cazadores de Pensilvania sobre si es legal o justa la caza de animales mediante el uso de drones.

Otras personas han decidido que los drones son molestos y se han tomado en serio la creación de un arma contra estas repugnantes máquinas voladoras. Así es cómo ha surgido SkyWall, un sistema de protección profesional con mecanismo volador que los derriba con la ayuda de redes. Otros se unieron a un flashmob en el que unos conductores de motos de agua mostraban que es posible destrozar un dron con sus equipos flotantes. Otros empezaron una campaña de financiación en Kickstarter para el desarrollo de un mecanismo neutralizador de drones. Incluso las águilas, tras coger experiencia, han aprendido a cazar drones.

Los hackers también han decidido comprobar lo difícil que sería comprometer los drones profesionales que utilizan las fuerzas policiales y militares.

Uno de ellos, un residente de Gaza de 22 años llamado Majd Ouida, fue arrestado por la policía israelí en marzo porque los investigadores sospechaban que había intentado hackear los drones de las Fuerzas de Defensa de Israel en tres ocasiones. El último intento tuvo éxito y el joven interceptó la transmisión de los drones. Al parecer, compró el equipo necesario a unos distribuidores estadounidenses.

Ésta no ha sido la primera vez que los drones israelíes han sido hackeados, pues algunas agencias de inteligencia extranjeras ya lo habían hecho. Gracias a Edward Snowden, sabemos de la existencia de la operación “Anarchist” en la que las agencias de inteligencia americanas y británicas accedieron en secreto a las imágenes en directo de drones israelíes y jets de monitoreo de operaciones militares en Gaza, Palestina.

Obviamente, los servicios especiales y sus agentes están cualificados para dicho trabajo, pues no es necesario que seas James Bond para hackear, por ejemplo, un dron industrial utilizado por los departamentos de policía y bomberos americanos.

Durante la conferencia RSA, el experto en seguridad Nils Rodday afirmó haber conseguido controlar un cuadricóptero de ese tipo gracias a un fallo de seguridad. Esta vulnerabilidad se halla en este modelo en concreto y en dispositivos similares cuyo coste oscila entre los 30 y los 35 mil dólares. A su vez, el delincuente sólo necesita un portátil de 500 dólares y un económico chip de radio conectado por USB para que funcione. El investigador cree que las vulnerabilidades descubiertas podrían afectar a una amplia gama de drones de lujo.

Los drones han de seguir rápidamente una serie de órdenes. Para reducir el tiempo de retraso, los desarrolladores no usan ningún cifrado o utilizan un simple protocolo WEP, que puede ser hackeado en cuestión de segundos. Por ello, es posible controlar el dron de otra persona. Una vez hecho esto, el hacker puede apagarlo, hacerlo volar adonde quiera, a la velocidad que quiera, cambiar puntos clave de su ruta y más. En resumen, puede romperlo, estrellarlo o, aún peor, hacer que se estrelle contra alguien.

El investigador contactó con los desarrolladores de este objeto aéreo y la compañía planea solventar el problema en la próxima versión de cuadrópteros que venda. El quid de la cuestión es que parchear los drones ya vendidos no es fácil porque no están conectados a Internet directamente, por lo que no pueden descargar una actualización de seguridad.

Incluso si la compañía lanzara un nuevo firmware con un cifrado más fuerte y los usuarios pudieran instalarlo de algún modo, éste ralentizaría al dron porque necesitaría más tiempo para descifrar los comandos. Para que el cifrado no añada ralentización, se necesitaría añadir otro chip, y para ello el fabricante tendría que ordenar una retirada del producto.

En el mundo de los gadgets, los dispositivos conectados e Internet mundial, este tipo de fallo parece garrafal pero no seamos tajantes, pues como sucede con toda nueva tecnología, requiere de pruebas exhaustivas. No, no son seguros: la verdad es que a un robot volador se le puede añadir una motosierra y usarlo para destrozar el arbusto del vecino, o hackear un dron para llevar a cabo actividades maliciosas.

Es importante entender que cualquier innovación tiene sus cosas buenas y malas. Antes se creía que la electricidad era algún tipo de brujería, pero ahora nos gusta a todos. Lo mismo sucederá con los drones.

Hasta que esto suceda, deberíamos tener cuidado cuando usemos dispositivos tecnológicos totalmente nuevos y prestar especial atención si elegimos dispositivos inteligentes para el hogar y la familia.

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