Hedy Lamarr: De diva a inventora

Se cree que tenemos GPS, Bluetooth, Wi-Fi y CDMA gracias a Hedy Lamarr.

Hedy Lamarr, una famosa actriz americana y una de las mujeres más guapas de la época, cumpliría ahora 101 años. Su cumpleaños se celebra el Día del Inventor en países donde se habla alemán, como Austria, Alemania y Suiza. ¿Sera una simple coincidencia? En absoluto. Lamarr es considerada la inventora del método de saltos en frecuencia, el cual siguen utilizando muchos protocolos de comunicación, incluyendo el GPS, Bluetooth, Wi-Fi y CDMA.

Lamarr y su pareja George Antheil poseían una patente para los sistemas de comunicación secretos, incluyendo el uso de ondas portadoras de diferentes frecuencias. Esta idea sirvió como base para el método de comunicación llamado Frequency-Hopping Spread Spectrum (FHSS, en español, Espectro Ensanchado por Salto de Frecuencia). El FHSS creó el camino a un montón de tecnologías inalámbricas modernas que utilizamos diariamente.

Un punto de controversia entre los fans de Lamarr y los críticos, es que no se ponen de acuerdo con que la actriz se llevara los elogios del invento. La clave está en la letra pequeña, así que intentemos encontrar la respuesta. Para esto tendremos que cavar más profundo en la biografía de Lamarr, la cual promete ser una lectura fascinante.

Quédate quieta y hazte la tonta

Como Lamarr solía decir, “cualquier chica puede ser encantadora. Solo necesitas quedarte quieta y hacerte la tonta”. Ella no recibió educación alguna en ciencias aplicadas. En vez de eso, la joven judía finalizó la escuela de drama y debutó con una película a los 16 años.

Tres años después protagonizó Éxtasis, una película controvertida que transformó a Lamarr en un icono. La película mostró escenas desnudas por primera vez en la historia del cine. El público aceptó con entusiasmo este género junto con la valentía de la joven actriz. En la misma película, Lamarr también se convirtió en la primera actriz en imitar un orgasmo frente la cámara, una escena tanto novedosa como escandalosa. Para hacerla convincente, le pincharon con un alfiler, a posta, para grabar la escena.

La película fue retirada de los cines a raíz de la indignación de los clérigos y Lamarr no tuvo ninguna otra opción. Terminó casándose con un rico comerciante de armas militares, Friedrich Mandl. Era un hombre celoso y controlador que mantuvo, virtualmente, a su esposa encerrada en casa y la llevaba a todos los sitios para no abandonarla a su suerte. A pesar de su educación judía, Mandl apoyaba al fascismo (en versión austriaca – austrofaschismus) y buscaba oportunidades para negociar cargamentos masivos de armas para los alemanes Nazis, sin embargo sus planes nunca se hicieron reales.

Hedy iba a todas las reuniones de negocio de su esposo – se rumoraba que Hitler y Mussolini eran visitantes frecuentes de la mansión de Mandl. Lamarr acompañaba a su esposo a sus laboratorios donde aprendió mucho sobre los barcos de misiles antisuperficie y sistemas de orientación. En este caso, su increíble memoria le ayudó.

Lamarr no apoyó a su esposo en sus puntos de vista políticos y odiaba el fascismo. Después de cuatro miserables años de matrimonio con Mandl, decidió volar a Estados Unidos. Después de un par de intentos fallidos, Lamarr finalmente tuvo éxito al drograr a su sirvienta con sedantes y ponerse su atuendo. Para facilitar su transición a una nueva vida en América, escapó con un bolso lleno de joyas.

Cómo meter un piano en un torpedo

Lamarr recibió una cálida bienvenida en Hollywood. A los 25 años, Lamarr estaba investigando el potencial de hormonas para incrementar la talla de sus pechos. Esta investigación le llevó a George Antheil, un compositor, músico e inventor, quién también publicaba artículos en Esquire sobre cómo interactuar con las mujeres en base a sus hormonas.

Su primer encuentro fue en septiembre de 1940. Después de un intercambio de palabras sobre la anatomía femenina, la conversación cambió al tema de torpedos. Lamarr sabía sobre los principios utilizados en torpedos radiocontrolados. Su desventaja clave era un sistema de guía erróneo: al descubrir una amenaza, el adversario podía bloquear la señal con interferencias de radiodifusión en la misma frecuencia. Finalmente, la actriz tuvo la idea de transmitir la señal en varias frecuencias.

Antheil controlaba el concepto técnico de la idea – aunque a su propio modo. Un transmisor y un recibidor utilizaban una partitura de piano para cambiar la señal enviada impredeciblemente en irrupciones cortas con un rango de 88 frecuencias en el espectro (ya que son 88 teclas blancas y negras en un piano).

Al haber completado exitosamente una prueba en 12 melotropes, los cuales Antheil utilizaba en sus actuaciones de “Ballet Mecánico”, el dúo presentó una patente y luego se lo donó a la armada de los Estados Unidos.

Desafortunadamente, la armada americana no adoptó el nuevo método. El método era engorroso y no era fácil de implementar. Antheil se ofendió diciendo esto: “Dios mío, sigo imaginándomelos diciendo”: “¡No podemos meter el piano en el torpedo!” El invento de Lamarr y Antheil fue re-descubierto en los años 50 y lanzado en la siguiente década.

¿Había algún ingeniero?

Para ser honestos, Lamarr no fue la primera en pensar en la idea del FHSS. La idea estaba en el aire y, si ella y Antheil no la hubieran patentado, otra persona habría inventado la tecnología.

Los detractores fueron rápidos al descartar a Lamarr y destacar su “codicia y gran robo”: Reclamaban que le había robado la idea a su ex- esposo y a sus empleados, ya que ella nunca había trabajado en tecnología y nunca antes había presentado una patente. Eso en realidad, no es cierto: antes de trabajar en FHSS, la actriz inventó una pastilla disoluble sabor cola para producir refrescos instantáneos en casa.

Al mismo tiempo, la historia de Lamarr no solo trata de “el verdadero inventor de FHSS”. Este cuento también habla del verdadero patriotismo, la habilidad para pensar más allá y su disposición a ampliar la percepción propia del mundo. Lamarr donó su patente a la armada de Estados Unidos para que pudieran combatir a los Nazis. Cuando su donación fue rechazada, la armada le sugirió que mejor utilizara su fama para hacer publicidad de bonos de guerra, y lo hizo, ganando finalmente más de $7 millones para los Aliados.

A Lamarr y a Antheil se les concedió su patente ocho meses después de Perl Harbor. Si hubieran tenido esta idea un poco antes, esta tecnología hubiera podido salvar muchas vidas de marinos americanos e ingleses.

Pero, ¿por qué fue rechazado el invento de Lamarr en los años 40 y lanzado décadas después cuando la patente había expirado? Bueno, es algo que pasa frecuentemente con los inventos. Seguramente la tecnología no fue valorada solo por el hecho de que la idea provenía de una diva de Hollywood y un compositor vanguardista.

En 1997, la Fundación de Fronteras Electrónicas reconoció oficialmente a la actriz por haber inventado el FHSS. En 2014 Hedy fue introducida en el Paseo de la Fama de Inventores. Las curiosidades de la artista, poco convencionales, y el ruido constante de los medios transformaron la historia de su vida en una leyenda que continúa evolucionando cada día, adornándola con nuevos detalles imaginados o descubiertos por diversos autores.

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