La muñeca conectada Cayla pone a los niños en riesgo

Las muñecas conectadas suponen un riesgo de hackeo.

La semana pasada, un compañero de trabajo compartió conmigo un artículo interesante que instaba a los alemanes a destruir un juguete infantil por problemas de hackeo.

Las muñecas Cayla (villanas de esta historia) son juguetes equipados con un micrófono, un altavoz y un transmisor Bluetooth. Si un niño le hace una pregunta a Cayla, puede conectarse a Internet para buscar la respuesta. Pero en 2015, los investigadores descubrieron que los hackers pueden usar su módulo Bluetooth desprotegido para escuchar y espiar a los niños y a sus padres. Por eso, la Agencia Federal de Redes de Alemania sugirió a los padres que se deshicieran de ellas.

Suena extremo, en especial si tenemos en cuenta que, de acuerdo con la BBC, las autoridades británicas tienen un punto de vista diferente sobre la gravedad de la amenaza, pues una entidad con sede en el Reino Unido afirma que la muñeca “no representa un riesgo especial”.

En contra, Jochen Homann, de la Agencia Federal de Redes alemana, afirmó:

“Los artículos con cámaras o micrófonos que son capaces de transmitir una señal y, por tanto, transmitir datos sin que lo sepamos, comprometen la privacidad de las personas. Esto se aplica en particular si hablamos de juguetes infantiles. La muñeca Cayla ha sido prohibida en Alemania para proteger a los más vulnerables de nuestra sociedad”.

Por desgracia, esta no es la primera vez que hay preocupación por el juguete, pues hubo quejas similares en los EE. UU. antes de Navidad.

Hablamos mucho sobre la falta de seguridad en el Internet de las Cosas o sobre cómo la botnet Mirai compuesta de dispositivos IdC causó estragos en algunos de los grandes sitios web. También hemos hablado sobre cómo los fabricantes de juguetes VTech y Hello Kitty, e incluso de monitores para bebés, han puesto en riesgo a niños con dispositivos que contenían errores (y luego apareció Hello Barbie, la cual se podía secuestrar remotamente).

Sería fácil denigrar a la empresa que fabrica la muñeca My Friend Cayla por su vulnerabilidad Bluetooth, pero no esta vez. No serviría de nada. En su lugar, ruego a los padres que piensen. Pensad antes de comprar a vuestros hijos juguetes que se conectan a Internet. Aseguraos de que sabéis lo que les dais en términos de privacidad e información.

Vivimos en una era online: todo está en Internet y sabemos que hay lugares en los que cualquiera puede ver cosas como cámaras conectadas.

Es responsabilidad de los padres mantener a salvo a los niños. Está claro que una muñeca como Cayla parece divertida, pero ¿de verdad quieres que espíe a tu familia? A eso añádele un precio 50 o 60 euros, más el envío, y estarás pagando mucho por vender tu privacidad.

Este no será el último caso en el que un juguete se toma demasiada libertad con los controles de la aplicación y se preocupa poco por la seguridad. Entonces, ¿qué deberíamos hacer?

Esto depende de cada uno, pero esto es lo que yo hago cuando compro juguetes para mis hijos o busco sus regalos de cumpleaños o Navidad:

  1. Decidir si el dispositivo debe conectarse a Internet. Normalmente, para mí es un no, pero hay excepciones.
  2. Determinar qué recopila la aplicación/el juguete. Algunos piden una cantidad espantosa de información, como, por ejemplo: fecha de nacimiento, dirección, nombre, nombre de hermanos y geolocalización. A los ladrones de identidad les encanta este tipo de información.
  3. Averiguar si puedes cambiar la contraseña por defecto del dispositivo. Lo creas o no, mis hijos tienen un juguete que podía proyectar historias en el techo, pero también te pedía que eliminaras las contraseñas wifi de la red y que ignoraras los ajustes de seguridad de tu teléfono porque no podía almacenar contraseñas complejas.
  4. Decidir tu nivel de confort y si tus hijos de verdad necesitan el juguete.
  5. Recordar que vivimos en una era digital y todos los dispositivos y webs que contengan datos de valor son objetivo de un ciberataque.
  6. Buscar reseñas e información sobre la seguridad del juguete.

También sigo los pasos anteriores cuando busco dispositivos para mí.

Para mí, mi papel como padre es estar cerca para guiar a mis hijos en la dirección correcta. Darles algo que pueda comprometerlos en el futuro no es apropiado.

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